Es muy importante limpiar las brochas en cada uso o cada dos usos para evitar la proliferación de bacterias en ellas.

Para limpiarlas, utiliza un shampoo suave (mejor si es 100% natural) y agrega agua, haz espuma y enjuaga muy bien con agua limpia.

Extiende sobre una toalla limpia. No utilices ninguna fuente de calor, como un secador, para secarlas. Déjalas secar al aire.

Limpia tus brochas por la noche, para que estén secas y listas para su uso en la mañana.